También es causante del sudor y la alegría que nace y se esparce en la colina, en la callecita empedrada, en la acera y en la pista (cada vez más chiquita) donde se baila al son de la vida. Sí, las mujeres lucen collares de perlas y los señores mayores, zapatos a dos tonos, pero usted es libre de llegar como quiera.
Los amigos reunidos en Bonyé (apodo de José María Guerrero, el sonero-bailador que murió en octubre del 2007) deleitan a gente del patio y a turistas del mundo. Allí suena y se baila desde “Teresa” hasta el emblemático “Lágrimas negras”, de Miguel Matamoros.
La cita
Esa cita dominical con el son es atestiguada por pintores, teóricos de la política y políticos en ejercicio. No tema, estos últimos son los menos, pues el espacio, alternativo, es propiedad de artistas, comunicadores sociales, ambientalistas, columnistas y amantes del bureo sin protocolo que encuentran en esa esquinita la jarra espirituosa con la cual inaugurar la semana y brindar por la vida.
A los brazos de la orquesta Bonyé llegas muy fácil. La banda está bien iluminada frente al Rincón de Don Guillermo, en la calle Hostos, de la Zona Colonial.
El ambiente es libertario pero no manda el libertinaje. Espontáneamente van artistas como Roldán y el creador del “fusón”, Fernando Echavarría, quien acompañado de su hija Mariana cantó su “Pato roba’o” ante un público sudoroso y delirante.
“¡Qué bueno es estar vivo!” se le escuchó decir a un cuarentón delgado que intentaba “sonear” a una rubia de farmacia. ¡Ah!, las cervezas a degustar se venden a precio de colmado y están libres de impuestos las tandas soneras en el corazón de la Zona. Entre un son y otro se regó el rumor de que el hombre “Ciguapa”, creador de “Amor samurai”, Chichí Peralta, caería un domingo de estos por ahí.
0 comentarios:
Publicar un comentario